lunes, 20 de septiembre de 2010

Amor en alta tensión...

Mi risa no exige más esfuerzo, puesto que me enseñaste a vivir, bien apretado el iris en una pieza, desmantelando lo que el más alto porcentaje no siente, como porfían el curso normal de los objetos que pueden ser amantes sepulcrales, no cambio nada, no tengo miedo, puesto que me enseñaste a vivir, para el amor en alta tensión, para tus pensamientos que desaparecen uno tras otros hasta disiparte en tu propio espanto, me gusta tanto no desearte, como el resto, no describirte en una progresión que necesariamente tenga que terminar en un clímax, bazofia, y aunque desconozco tu final, tu estancia, paradójicamente sonando entre dos cuerdas sin ritmo, te sigo, puesto que, tú con tus cortes, me enseñaste a sentir.

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