sábado, 30 de octubre de 2010

continente suelto...

Son dos minutos para volver atrás sin la periférica mirada del continente suelto, si la vibración y la estática me sostienen al suelo, que me devuelvan la plasticidad de los acordeones, más tiza tienen tus cejas que mis overoles marcados con lastre, un asco es profundo y profano, desde mi orquesta hasta un sin fin de historias transversales donde todos caen casi por el inicio de una puerta aguijoneada por parábolas de santos unipersonales, que no salvan ni a los caracoles, ni a los presidentes de los alumbrados técnicos, el no decir nada es solo para aquellos que silban para adentro y siguen sumergidos en los pensamientos ajenos, para no rascar las más sabrosas briscas de dados sin números , contra mi, ojeras, un pensamiento, el mismo pensamiento, el mismo deseo, el mismo pensamiento, día tras día, que te persigue debajo del agua como sobre el puente, entre un techo y tras un auto de madera , los ratones y las cucarachas son más piadosas y violentas que el teatro de otros.

En un círculo abstraído...

En un círculo abstraído, perplejo e inundado entre ballenas y roquerío, el silbido de cientos de venenosas escaleras impares, llaman a un solo pensamiento de esquina, a esquina, “blancas son tus caries, bellas tus heridas, tu vientre en una sonrisa, sonrisa, sonrisa”. Incalculables esferas detenidas, miran incandescentes a las orugas y a los caracoles, que tanto veo, por que si me esmero, espero, espero que ladre para tus bailes, que creman tu desparpajo, deleitándose como un arco iris en un día sin sol. Los tiempos y todo eso no existen si no creo y no creo que existan, te regalo unas palabras que son de este momento, puesto que creo en ellas, en este momento.

La lluvia de cabeza...

tus ojos, caudales de frío lento, que atraviesan mis escaras aunque no te huela, y cuando te muerdo suave, suave como aquella tarde hace exactamente 12 años, de un verde de verdad, bello como tus ojos de verdad, llenos de aquella tarde , en tu montecito verde lleno de tardes y ojos de verdad, que resbalan hacia tu cintura evidente llena de improperios y palabras vulgares que implosionan en colores elefantescos y dibujos de animales enamorados del papel friccionado, deja que la tinta chorree por los bosques donde la lluvia de cabeza escribe tu nombre, en medio del ombligo de mi corazón.

martes, 12 de octubre de 2010

Entre nombres inventados....

Si mis gotas no te exceden, mas murmullos se oirán de mi boca, que no es cera ni será, la única verdad inexpugnable, que no quiero nombrar, en un segundo para ti, para más personas que no vemos, entre nombres inventados y vidas inconclusas, que no sea la admirable preferencia por el otro si no, el otro por el otro.