sábado, 30 de octubre de 2010

continente suelto...

Son dos minutos para volver atrás sin la periférica mirada del continente suelto, si la vibración y la estática me sostienen al suelo, que me devuelvan la plasticidad de los acordeones, más tiza tienen tus cejas que mis overoles marcados con lastre, un asco es profundo y profano, desde mi orquesta hasta un sin fin de historias transversales donde todos caen casi por el inicio de una puerta aguijoneada por parábolas de santos unipersonales, que no salvan ni a los caracoles, ni a los presidentes de los alumbrados técnicos, el no decir nada es solo para aquellos que silban para adentro y siguen sumergidos en los pensamientos ajenos, para no rascar las más sabrosas briscas de dados sin números , contra mi, ojeras, un pensamiento, el mismo pensamiento, el mismo deseo, el mismo pensamiento, día tras día, que te persigue debajo del agua como sobre el puente, entre un techo y tras un auto de madera , los ratones y las cucarachas son más piadosas y violentas que el teatro de otros.

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