domingo, 25 de septiembre de 2011

nadie tiene media suerte...

Un cuerpo, un pedazo de jirafa salitrera, un esperpento lento y suave como el roció chapucero de la costa alborotada por la vertiente negra, un niño come musgo de tu mano y otro salta por debajo de la puerta chueca del manicomio, como te odio suelta, como te miento, puerta desnuda de un verano frio. Una noche de sexo doloroso un movimiento seco en las plantas del pasillo de una vecina de mi madre, olvídate del caballero ese, solo trae problemas si recicla la mandarina, nadie tiene media suerte, todos media cama, un aposento de un sueño calvo, de un piso suculento, olvídate del caballero ese, solo trae una marquesina en una locomotora ebria, tonta de tanto pensar, no es fatal si es abominable todo, es cierto y siempre imperfecto, solo deja que te lleve el deseo y sabrás que es vivir sin contemplarse por completo.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

la canción seria un pésimo final...

Es tarde para acceder a otros lugares de tus pantalones, es muy tarde como para equivocarse y no sentir tu perdón, es demasiado pronto para tocarse, se es demasiado pobre de alma como para no tener una, imaginario y elocuente. Parafilia viene a mi como de ti se alejan de cerca las medusas del campo germinado en jazmines putrefactos, putrefacto es el acto de sonreír, cerca de los calabozos del pincel sadista, una mujer descalibra su despampanante culiar, y te muerde las vocales del odioso sentimiento, que huele a obsesión mi querido diente, huele a pico machacao, a pene herido, y a sombra de volantín cortao. Es culpable el mundo por las atenuantes en las que nos envuelve, es culpable el mundo por la creación de los clips, es culpable el mundo por oírte solo cuando duermes, es culpable el mundo de entregarte todo en una fracción de segundo, pero aun así terminar bien la canción seria un pésimo final

martes, 20 de septiembre de 2011

solo el boleto que cambio de mano...

Hoy envuelvo en viento la calida sombra de los desposeídos, y el amaranto de una formidable pendiente circular que será el hoy de un mañana sin vida, el paraíso invita a cambiar de pantalones siempre que, el martirio no sea un pensamiento en vano, todo lo opuesto a lo contrario un remordimiento astral, desde el otro lado de la cerca de jabón, terrones de azúcar galvanizados por el desprecio de los mutilados por la creación, ríen de tanta lluvia en las orejas de flamencos equitadores y monjes rastrillo de polea. Las deidades del circo rayan las preguntas y tallan tu nombre en los pezones de un mandril, para oxidarte en el viaje, para que ni siquiera recuerdes la hora de partida, solo el boleto que cambio de mano.