viernes, 6 de agosto de 2010

Danza impalpable...

Cada vez que te sigo sobre el techo, perplejo y ahogado en mí deseo, te pierdo pero solo por la distancia entre tú y el tifón de tus faroles, más que un mimo, es la lisonja en mis filamentos, que me hace con vehemencia perderme en el margen de la insania y jadeante sutileza de tu dorso, que la arena arrastre tus dedos hacia mi y yo con el piélago de tu retina, seguiré exhalando hasta fundirme con tus respiros en una danza irreal, impalpable, en que nuestras entrañas solo tendrán que seguir la mudez de nuestra voz.

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