sábado, 15 de octubre de 2011

lleva mi corazón...

Como un mago sin trucos, un artilugio de las pisadas chuecas de un acorde mal estipulado, no veo las silabas cerca del tendedero, la omnipresencia es solo un reiterado organillo de un ave que vuela cerca de las alas de un corazón falso, y de un amor ficticio, todos me parecen fugases, y demasiado aprisa me come la manzana del jeton que no ríe, solo a dos pasos del reflejo, el salpullido engulle la molla de un pez fucsia y todos los hijos de puta bailan en la pérgola, con el olor a gladiolo en las rodillas. Rema en el solsticio de una parca obligada entre ballenas y 250 pesos, déjame cayendo, no soy perspicaz ni mucho menos recatado, no aprendo, me como el calmante de una lluvia en la lata del velador, más veces que un sueño, un oasis de condiciones superfluas, no volverá a leer, no volverá a creer. Si el personaje de los labios que lleva mi corazón, dice Jesucristo existe, el amor me brota como un perdigón en el pecho de un desalmado.

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